¿Puede llamarnos la atención el escape de Martín Belaunde Lossio en Bolivia? Por supuesto que no. Habría que ser muy cínico o muy burro para creer que es una maniobra personal, que no estuvo coordinado o que no tuvo apoyo del poder político.Para empezar, nada pasa en Bolivia que no esté directamente relacionado con el gobierno. Eso nos lo han dicho tanto periodistas como políticos. Que de pronto se escape un personaje que, según sabemos, era incómodo para el Gobierno boliviano es -por decir lo menos- extraño. Más aún cuando estaban a pocos días de zafarse del problema. Quien debe tener el foco encima, por supuesto, es el gobierno peruano. Tantas veces Bolivia quiso enviarnos al prófugo como ocasiones en las que el gobierno peruano hizo lo posible por impedirlo. Si ambos gobiernos jugaron en pared o no, es algo que sabremos en el tiempo. Probablemente a ninguno le interesaba que se esclareciera cómo salió del Perú, cómo entró a Bolivia, cómo se mantuvo económicamente en el tiempo, y así.Es una vergüenza la actuación del presidente Humala y su corte de allegados en este caso. Como es una vergüenza que su coalición política y mediática siga callada en estos temas. Como es una vergüenza la velocidad con la que avanzan las investigaciones respecto de los casos Antalsis y otros, donde no solo MBL tiene mucho que esclarecer: otros amiguitos de Palacio tienen mucho que decir (y nosotros tenemos el derecho a saber qué pasó).¡Basta ya de mentiras, de tirarles el muerto a otros, de escudarse en caretas y dichos! El gobierno de Ollanta Humala y la Sra. Heredia tendrá que ser recordado no solo por la mediocridad de su gestión sino, y por sobre todo, por la putrefacción que los rodeó (y en la que, todo indica, algún grado de participación tuvieron).¿Con qué cuento saldrán mañana los Abugattás, Chehade, Gutiérrez, Otárola y compañía? ¿Qué dirá el siempre circunspecto premier Cateriano? ¿Con qué cortina de humo nos desconcertarán esta vez? , señala el director del diario Perú21, Juan José Garrido .