LOS SEGUIDORES DE FRANKENSTEIN
19 de mayo de 2015

Alguna vez, en una entrevista, le pregunté al Sr. Marco Arana, líder de Tierra y Libertad, cuál era el proyecto minero "modelo", aquel que cumplía con todas sus expectativas, y me dijo que ninguno; aclaró, sí, que de cada modelo podría sacar algo positivo, "una suerte de Frankenstein".Hace pocos días entrevisté a Pedro Francke, vinculado también a Tierra y Libertad, junto a Pablo Secada. Tanto Pedro como Pablo creen que los estándares mineros en el Perú se pueden mejorar; las diferencias estriban -sobre todo- en a quién le asignamos la responsabilidad del proceso: Pedro, en una visión más estatista, cree que es el Estado el llamado a conferir parámetros y supervisión; para Pablo, empresas privadas pueden, vía contratos con el Estado, no solo agilizar, sino brindar mejores garantías en la supervisión de los mismos.Como vemos, el problema principal sigue siendo el mismo: cuáles deben ser las competencias del Estado. En el fondo, es lo que desea Arana a través de su Frankenstein; pero, como sabemos, aquel no era sino un monstruo.Mientras no se discuta un nuevo modelo, lo que debiera regir es la ley y las instituciones vigentes. Eso es lo que un partido político debiera exigir; digo, si no están de acuerdo con la normativa vigente, para eso están los partidos políticos: para canalizar las diferencias de sus representados con el orden vigente. Eso, claro, exige partidos, y creer en el imperio de la ley.Pero, adonde van, Arana y los demás miembros de Tierra y Libertad exigen que las cosas se adecuen a su visión de cómo debe funcionar el sistema. En resumen, no importan las leyes y las instituciones vigentes, sino cómo pienso y cómo creo que deben ser las cosas. ¿Se imaginan cómo sería el Perú si todos actuáramos así?Y mientras tanto, nuestra producción minera decrece; peor aún, decrece mientras los precios caen y las exploraciones desaparecen. En resumen, mientras sufrimos bajo otro Frankenstein, señala el director de Perú21, Juan José Garrido .