EL PELIGRO DE POLITIZAR EL DEBATE DEL TLC
22 de marzo de 2006

Concluidas las arduas negociaciones del tratado de libre comercio con Estados Unidos entramos a un período de reflexión y diálogo para preparar la suscripción del acuerdo y su posterior ratificación, lo que no debe ser empañado ni manipulado en la campaña electoral.En tan delicada coyuntura, es necesario y oportuno invocar a los representantes del Gobierno, del empresariado, de los gremios sindicales, de la sociedad civil, de los consumidores y, por supuesto, de los partidos políticos, a no politizar el tema del TLC y a mantener el enfoque técnico en lo que aún queda por delante.Por la misma razón, lo más sensato sería que el tratado se suscribiera luego de las elecciones del 9 de abril, pero sea ratificado antes del 28 de julio por el Congreso actual, en lo cual debe considerarse también la agenda legislativa de EE.UU.Al respecto, subrayamos que muchos de los actuales parlamentarios han participado en algunas sesiones negociadoras y conocen los pormenores de las tratativas, por lo que sería contraproducente delegar esta ratificación al nuevo Congreso, que tendría que empezar desde cero y con el riesgo implícito de querer cambiar todo lo actuado.Asimismo, como ya lo hemos planteado, sería útil que, dentro de la Comisión de Inversión, que preside Jorge del Castillo, se forme una subcomisión integrada por todos los grupos parlamentarios para que elabore un dictamen técnico con un sólido respaldo político. También que, al mismo tiempo , se inicie una campaña informativa para explicar a la población los beneficios del TLC, notablemente superiores a los del ATP-DEA. Lamentablemente, por la coyuntura electoral se está postergando dicha campaña informativa y técnica, pero no hay duda de que es estrictamente necesaria para que los ciudadanos conozcan --lo que es su derecho-- los vericuetos del TLC.Lo que no debe hacerse es manosear el tema para empujar agendas electoreras. Ante el anunciado término del ATP-DEA, debe entenderse que el TLC es la única manera de crecer, desarrollar la pequeña empresa y exportar en niveles considerables al mercado más grande del mundo.