RESPETEMOS LAS REGLAS DE JUEGO ECONÓMICAS
21 de marzo de 2006

La delicada situación política que vive nuestro país, como señalamos ayer en nuestro Editorial, nos obliga a todos --sin distingos ni diferencias de ningún tipo-- a actuar con sensatez y decididamente por la democracia, para ponerla por delante.La atingencia es indispensable sobre todo cuando algunos indicadores económicos muestran variaciones preocupantes, como sucedió ayer en coincidencia con los resultados de la última encuesta electoral que colocó a Ollanta Humala en el primer lugar de las preferencias, con la peligrosa encarnación de una propuesta destinada a introducir una grave ruptura en el sistema democrático y en las reglas de juego económicas.Quisiéramos que la alteración de los índices coyunturales fueran solo producto de los vaivenes del cierre bancario, la entrega de dividendos y de otras actividades propias de este mes de marzo, como han sostenido algunos políticos. Pero no podemos pasar por alto la reacción de la bolsa (cayó 4,08%, el índice más bajo desde diciembre, cuando también descendió en 6,65%, justamente después DE que los sondeos favorecieron a Humala) y del riesgo-país (que se ha incrementado en 26 puntos porcentuales), todas cifras poco alentadoras en materia de inversión y distanciadas totalmente del clima de estabilidad que el país ha mostrado en el último lustro.Las variaciones son, pues, evidentes y obligan a los candidatos a mantener la serenidad y, sobre todo, a evitar discursos altisonantes nocivos. Es claro que la política y la economía actúan íntimamente unidas, aun cuando el llamado efecto teflón hizo que en los últimos cinco años la macroeconomía creciera sostenidamente, a pesar del permanente jaleo y ruido políticos.El reto, sin embargo, es tratar de que la política no contamine la economía y eso solo será posible si los políticos, en primer lugar, bajan el tono de sus discursos, presentan opciones serias y coherentes, sin recurrir a los nefastos populismos de siempre, que solo apuntan a ganar votos a costa de la estabilidad económica.