La contrastación de dos importantes estudios económicos, uno de este Diario y otro del Banco Mundial (BM), nos confrontan con una realidad promisoria, pero aún lejana de lo que deben ser las condiciones ideales de un país.El Indicador Económico de El Comercio (IEEC) refleja un máximo histórico positivo, basado en mejores niveles de inversión privada (19%) e importación de bienes de capital (33,9%) durante el último trimestre. Por su parte, el BM reconoce el crecimiento económico y su incidencia en la reducción de la pobreza, pero acota que queda mucho por hacer para llegar a niveles aceptables y dignos.Así, la reactivación económica que promovió el Gobierno actual ha contribuido a reducir la pobreza de 54,3% a 51,6% y la pobreza extrema de 24% a 19%. Pero, a pesar de todo, millones de peruanos siguen sufriendo hambre, desnutrición, escasa atención hospitalaria y desigual acceso a vivienda y educación.Esta situación debe motivar una reacción del Gobierno y de los candidatos. Y no solo para analizar la efectividad y redefinición de los programas de apoyo social, que tienen que ser desburocratizados y estar a salvo de cualquier aprovechamiento político, sino para revisar la política económica. No se cuestiona el modelo económico, que en general ha funcionado adecuadamente, aunque se le podría hacer ciertos ajustes para adaptarse a la realidad desde la cual se parte , que es realmente alarmante. Tiene, pues, que mejorarse las políticas de apoyo social, pero para ser realistas y consecuentes, lo que se exige son políticas sostenidas en el tiempo que promuevan la inversión privada y eleven los incentivos para generar empleo en todas las regiones.En todo ello sería crucial que se concrete el TLC con Estados Unidos, cuyo objetivo es promover las exportaciones, lo que a su vez crea una cadena productiva dinámica; y que los candidatos se comprometan a continuar el modelo económico y no a ensayar políticas estatistas que ya fracasaron estrepitosamente en el pasado.