EL NUEVO PREMIER. Pedro Cateriano no solo tendrá que cambiar su estilo poco tolerante a las críticas. También tendrá que sacudir la modorra que se ha apoderado del Gabinete que ahora preside. El hecho de que los gobiernos regionales y locales hayan reducido dramáticamente su ejecución presupuestal prueba que el Ejecutivo los dejó solos, pese a que se sabía que tendrían problemas para administrar sus recursos. Según información del MEF procesada por el congresista Juan Eguren, en el primer trimestre el sector público gastó S/. 956 millones menos que en similar periodo del año pasado. Es decir, en lugar de impulsar la economía, en especial en el interior del país, se ha contribuido con su enfriamiento.Cateriano también se ha comprometido a buscar la estabilidad política necesaria para destrabar las inversiones privadas. Esta tarea requerirá del trabajo en dos frentes: voluntad política y eficacia en el diálogo -su primera prueba de fuego será descongelar el proyecto minero Tía María-. Además, tendrá que evitar la tentación de involucrarse en los pleitos en los que el presidente Humala se enfrasca. Ser vocero del Gobierno no significa fungir como escudero del mandatario.La estabilidad política también exige ser claro y transparente. Por ello, Cateriano tiene que confirmar que no será candidato al Congreso a fin de dar confianza a los inversionistas de que este será un Gabinete que pretende quedarse hasta el 2016. Asimismo, tendrá que informar qué recursos está utilizando Nadine Heredia para viajar y figurar en todo acto del Gobierno, más aún cuando ha señalado que velará por unas elecciones transparentes.A fin de recuperar la confianza de los inversionistas, Cateriano debería asumir el liderazgo en materia económica, ya que el MEF mantiene un perfil excesivamente bajo y técnico. Además, debe elaborar un plan mínimo de los proyectos concesionados u otorgados bajo el esquema de APP, para que se implementen de inmediato.Por último, la estabilidad política también dependerá de lo que haga la oposición. Es inaudito que algunos congresistas hayan adelantado que negarán el voto el confianza al Gabinete, sin siquiera conocer su plan de trabajo. Ya lo advertimos la semana pasada: no hay que jugar con fuego.