Una vez más queda demostrada la escandalosa ineficiencia de las empresas públicas: en seis años han dejado de ejecutar el 34 % de sus presupuestos aprobados para inversión, lo cual equivale a más de 2.300 millones de soles.¿Qué significa esto? Según un completo estudio del Fondo de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado (Fonafe), que comprendió a 37 empresas públicas, no existe un problema de asignación de partidas --como periódicamente quieren hacernos creer los voceros de la burocracia estatal--, sino simplemente falta de empuje y de creatividad para invertir.Esto contrasta groseramente con lo que sucede en la empresa privada, sujeta a las reglas del mercado, que la obligan a ser mucho más competitiva y estudiar constantemente la posibilidad de hacer negocios y lograr utilidades. Y aquí los recursos que les provee el sistema financiero tienen que ser devueltos puntualmente y con intereses, a diferencia de las empresas estatales que solicitan recursos y se dan el lujo de desperdiciarlos.Dentro de tal escenario, el caso de Petro-Perú merece especial atención: De los 586 millones que la empresa tenía disponibles para invertir entre el 2000 y el 2005 solo logró ejecutar 233 millones, es decir menos de la mitad. Ante tan pasmosa ineficiencia, es absurda y sospechosa la insistencia de un grupo de congresistas en aprobar la ley, vetada por el Ejecutivo, que busca 'modernizar' a esta empresa y liberarla de mecanismos de control.A la hora de evaluar a este Parlamento y decidir su voto para elegir al próximo, la ciudadanía tiene que estar atenta a todo esto. Es lamentable que, a contramarcha de la tendencia mundial a alentar la competencia privada, acá tengamos algunos que --por deleznables razones electoreras-- pretenden resucitar el estatismo, el cual, como se comprueba, solo promueve la ineficiencia, la corrupción y la quema de recursos que pertenecen a todos los peruanos.