Se nota a leguas que al canciller Óscar Maúrtua no le cae nadita bien hablar del asunto. De su inicial predisposición al diálogo abierto va mutando a un gesto adusto y severo a medida que se profundiza ante la molestia expresada por el embajador Javier Pérez de Cuéllar y su sospecha de que habría una suerte de venganza contra él desde Torre Tagle. "Todo es totalmente legal, hay un documento público y un pronunciamiento enfático de la cancillería diciendo que esto ha sido una cuestión estrictamente legal", expresó Maúrtua al referirse a unos documentos aparecidos recientemente, en los cuales se daba cuenta de un reintegro de pensiones aprobado por Pérez de Cuéllar a su paso por la Presidencia del Consejo de Ministros y el despacho de Relaciones Exteriores que habría redundado en su propio beneficio.¿Pero quién fue la mano larga que divulgó tales documentos? "He dispuesto una minuciosa investigación sobre el particular", respondió escueto, mientras le cambiaba a rojo encarnado el color del rostro.(Edición domingo).