¿Y AHORA QUÉ?
27 de enero de 2015

EL FIN DE UNA REFORMA. El mismo Congreso que la aprobó hace mes y medio, con poco debate la derogó, sin que haya mediado una propuesta alternativa. Los legisladores se contentaron con votar (91 votos a favor, 18 en contra y cinco abstenciones). La Ley 30288, que pretendía promover el acceso al mercado laboral y a la protección social a jóvenes de 18 a 24 años, dejó de existir porque el Gobierno no supo defenderla y la oposición cedió a la presión de las protestas.Los manifestantes y quienes los apoyaron pueden darse por satisfechos, porque lograron que la opinión pública se pusiera de su lado y consiguieron su objetivo: mantener la situación tal como estaba. En otras palabras, la tasa de desempleo juvenil seguirá siendo el doble de la total y solo el 10% de los jóvenes que trabajan continuarán siendo formales. ¿Habría tenido la norma derogada un impacto significativo sobre esas estadísticas? No habrá forma de saberlo, pero lo cierto es que muchos de los jóvenes -y no tan jóvenes- que salieron a protestar estaban reclamando por la protección de unos derechos que la mayoría de sus coetáneos no tiene. Quizás muchos también exteriorizaban su frustración porque nunca son escuchados, o de repente porque son conscientes que con la educación superior que están recibiendo -o han recibido- no podrán tener una vida profesional plena. La oposición, que para esto tiene buen olfato, salió ganando, mientras que el gran perdedor no fue solo el Gobierno de Ollanta Humala, sino el país, pues la norma estaba diseñada para reducir la informalidad laboral en el segmento más necesitado de un buen arranque en el mercado.Ahora le toca al Gobierno y a la oposición presentar una alternativa para atacar el problema de fondo, que es la enorme informalidad -vamos primeros en América Latina- y la baja productividad del mercado laboral, así como su profunda rigidez. Si los ministros que defendieron la ley han aprendido la lección, habría que esperar que cualquier iniciativa sea difundida adecuadamente y que se convoque al diálogo a todos los involucrados. A lo mejor los gremios empresariales se animan a participar en ese debate y demuestran que sí les interesa contratar "pulpines".

  • [Gestión,Pág. 20]
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