La reciente caída del precio del petróleo tiene una serie de implicancias en la economía mundial. De hecho, hemos pasado de un precio del petróleo cercano a US$ 100 por barril, a uno por debajo de US$ 50 por barril, lo cual se explica por movientes en la oferta y la demanda en el mercado mundial de petróleo.Simultáneamente ocurren dos movimientos: una caída de la demanda mundial, por el menor crecimiento de China y la debilidad de Europa, y un cambio tecnológico importante en Estados Unidos que permite extraer petróleo de esquisto (shale-oil) de manera rentable, y además eleva la producción del crudo tradicional. Esto aumenta la oferta mundial de petróleo, con ello la cantidad transada en el mercado, y el precio cae de manera notable. Es un mercado con una elasticidad de demanda muy baja.Con la baja de precios se esperaba que la OPEP reduzca su producción para elevar los precios del crudo. Sin embargo, esto no ocurrió. El principal país integrante de esta organización, Arabia Saudita, decidió no disminuir su producción. La lógica detrás de esta decisión parece ser que con un petróleo alto se propicia la entrada de nuevas explotaciones (principalmente de esquisto, que tiene un costo más elevado) y una reducción de su oferta los haría perder cuota de mercado. Además, en la actualidad, la OPEP solo representa 30% de la producción de petróleo mundial, por lo cual su poder para controlar los precios está limitado.Finalmente, dado que algunos países pierden ingresos por la caída del petróleo, y ante la ausencia de una estrategia de la OPEP para elevarlo, aumentan su producción para evitar el desequilibrio de sus cuentas fiscales. Esta lógica individual tiene efectos en el agregado. Como resultado final, el precio cae aún más y la cantidad producida se eleva algo. La economía peruana es importadora neta de petróleo, es decir, también exporta productos de petróleo. Esto implica que si bien existe un beneficio para nuestra economía por la caída del precio del petróleo, es menor que si solo lo importáramos, como es el caso de Chile. Así, se espera que la caída del precio signifique un ahorro de US$ 500 millones para el país, un mayor ingreso disponible y, por tanto, más consumo. Asumiendo que el petróleo se quede en US$ 50 en promedio durante el 2015, ello puede llegar a 0.25% del Producto Bruto Interno (PBI), lo que es en sí mismo un paquete reactivador.¿Dónde se vería este ahorro? Los consumidores de combustible, familias y empresas serían los beneficiados. Por ejemplo, la caída en el precio de los gasoholes, desde 84 hasta 98, implica un ahorro para los usuarios de más de S/. 900 millones. Es decir, las familias peruanas tienen más dinero para dedicar a otros bienes. Por el lado empresarial, los sectores más beneficiados son transportes, cuyo gasto en combustibles es 22.2% del valor de su producción, pesca y acuicultura con 19.5%, hierro y acero con 11.9%, elaboración de harina y aceite de pescado con 7.8% y generación eléctrica con 6.3%, señala Eduardo Jiménez, analista de Macroconsult.