En junio del 2013, la Fundación Nacional del Indio del Gobierno brasileño (FUNAI) recomendó a la Asociación Nacional de Petróleo, Gas y Biocombustibles (ANP) que las operaciones de petróleo o de gas no deben estar dentro de los 25 kilómetros de la frontera sur de una zona protegida llamada el Valle de Javari Indígena Reserva.Dicha zona está en la cuenca del Amazonas, en el extremo oeste de Brasil, y es el hogar de más grupos de personas indígenas que viven en "aislamiento" (IPI) que en cualquier otro lugar del mundo. La preocupación de la FUNAI era simple: la presencia de IPI se había registrado inmediatamente al sur de la reserva, en las zonas dentro de las concesiones a ser subastadas a las empresas de Brasil."[Ellos] no son conscientes de los límites legales de la reserva y en algunas regiones se ha registrado [IPI] que va más allá de ellos", dice una correspondencia interna de la FUNAI enviada a la ANP.Dos meses después, la recomendación de la FUNAI se hizo eco de UNIVAJA, una federación que representa a los pueblos indígenas en la reserva Javari. UNIVAJA publicó una carta abierta a las operaciones de petróleo y gas -especialmente cualquiera que pudiera afectar IPI- diciendo: "Rechazamos cualquier propuesta que pudiera tener impactos sociales y ambientales en nuestra tierra y los pueblos".¿La respuesta de la ANP? Recortar cuatro concesiones inmediatamente al sur de la reserva por 25 kilómetros. Pero, ¿qué pasa con el límite occidental de la reserva de Javari, marcado por el río Yaquerana y el río Javari? Nadando o con canoa entras al Perú, donde el gobierno está siguiendo un camino muy diferente.En el 2007, el Perú estableció dos concesiones de petróleo y gas, el Lote 135 y Lote 137, por un total de casi 1,5 millones de hectáreas y contrató una empresa canadiense, Pacific Rubiales Energy, para operar allí. Casi todo el límite oriental del Lote 135 es la frontera entre Brasil y Perú -la mayoría es el límite occidental de la reserva Javari- y el límite oriental del Lote 137 también incluye parte de la frontera. En última instancia, esto significa que más de la mitad del límite occidental de la reserva Javari limita con las concesiones de petróleo y gas del Perú.