La candidata de Unidad Nacional, Lourdes Flores, ha sido la primera en entregar un registro de sus promesas ante el Pacto Ético Electoral, lo cual debe saludarse. Se trata de un compromiso formal con los ciudadanos que debe ser emulado por los otros candidatos para imprimir mayores dosis de seriedad y responsabilidad a este trascendental proceso.De acuerdo con la iniciativa, en caso de llegar al poder, el candidato debe cumplir estas promesas, para que no se repita lo sucedido antes cuando, inescrupulosamente, se utilizó la verborrea de ofertas solo para ganar votos. Y lo que hacía el presidente elegido era totalmente contrario a lo que prometió el candidato, cual era una burla intolerable al derecho ciudadano. Peor aun, se desvirtuaba el sentido y la racionalidad del Estado democrático: ¿de qué vale votar por la propuesta de alguien que definitivamente no la cumplirá y por la cual la mayoría lo encumbró al poder?Esta situación tiene que cambiar. De allí nuestra insistencia, aunada a la de la sociedad civil, de que los candidatos presenten sus planes de gobierno, expliquen cómo los ejecutarán e informen sobre sus equipos profesionales estratégicos y operativos. También la urgencia de convocar y adherir al Pacto Ético Electoral, que no debe ser un rito político más, sino la expresión de compromisos concretos para realizar una campaña limpia y realista.En el caso de Flores, se ha comprometido a generar 650 mil puestos de trabajo cada año, darle un seguro integral de salud a los ocho millones de peruanos que carecen de él, incrementar la seguridad en las calles y negar los beneficios penitenciarios a los violadores.Se trata de difíciles objetivos que demandarán la aplicación de un programa coherente con correctas políticas económicas, así como la construcción de consensos con el resto de fuerzas políticas. Todo esto es lo que debe evaluar el electorado al momento de confrontar las propuestas de los diferentes partidos, en lo que definitivamente la credibilidad de cada candidato es un factor fundamental.