ALERTAN QUE EROSIONES DE LOS SUELOS SON UNA AMENAZA PARA EL GASODUCTO
6 de marzo de 2006

El desplazamiento inesperado de tierras es otro de los desafíos para la instalación de las tuberías de gas. En la cuenca del Urubamba las lluvias están empezando a dañar las mallas metálicas y las bolsas de cemento que revisten el gasoducto.Joaquín Cárdenas, poblador del asentamiento Túpac Amaru, frente a la comunidad de Ticumpinía (Chocoriari), está preocupado. Las barreras de contención que protegen las tuberías de gas en su asentamiento están cediendo. Las recias lluvias de la Amazonía están empezando a dañar con severidad las mallas metálicas y las bolsas de cemento que revisten el gasoducto enterrado a casi un metro bajo tierra. "Ya le hemos informado a la empresa (Transportadora de Gas del Perú, responsable del ducto), pero hasta la fecha no vienen", dice Cárdenas, quien también es monitor ambiental de la zona.El día que visitamos el asentamiento, la quincena de febrero, una de esas lluvias nos atrapó en la cumbre del centro poblado, justo por donde atraviesa el ducto, dejando una herida abierta de 25 metros de ancho en medio del monte. Ahí vimos cómo la fuerza del agua destroza los diques que protegen las tuberías y cómo, en varios tramos, acaba arrastrando los pastizales que fueron sembrados precisamente "para evitar la erosión de la tierra". Y es que, como explica Cárdenas, las pequeñas raíces del pasto, sucumben a las corrientes del agua.