Así como hemos criticado la decisión de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat) de recortar las utilidades que las empresas entregarán a sus empleados, también debemos saludar las correcciones que ha efectuado para, momentáneamente, dejar sin efecto esa cuestionada medida.Ahora bien, para evitar nuevas restricciones de los derechos de los trabajadores, es indispensable que el Congreso legisle prontamente en torno al cálculo de las utilidades, para fijar definitivamente la metodología a seguir en la fijación y otorgamiento de esos beneficios económico-laborales.El Parlamento tendría que considerar que el problema de fondo no se ha resuelto: subsisten imprecisiones en torno a los alcances del Decreto Legislativo 892, que pese a estar vigente desde 1997 fue cuestionado por Sunat.Si la posición del organismo recaudador hubiese prevalecido, hoy se habría cambiado las reglas de juego tributario en plena campaña electoral, incrementado la recaudación tributaria pero afectando significativamente la participación de los trabajadores. Hay, pues, que velar por la intangibilidad de las utilidades y más bien insistir en la aplicación de otros mecanismos para aumentar la recaudación tributaria. Por ejemplo, la postergada ampliación de la base tributaria y la lucha contra la evasión y el contrabando que afectan al fisco y a la empresa formal.(Edición sábado).