Según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), durante el 2008-2013 el parque automotor nacional ha crecido a una tasa promedio anual de 11.3%. Este es un tema importante de analizar, ya que según declaraciones del Ministerio del Ambiente (Minam), a través de una nota de prensa publicada en su página oficial, las emisiones de contaminantes provenientes del parque automotor tienen efectos en la contaminación del aire y la salud pública. En este contexto surge el interés de analizar las opciones tributarias que tiene el Perú para promover el desarrollo de combustibles más limpios. En esta oportunidad, se analiza únicamente el tema de las gasolinas, ya que según encuestas disponibles, el 88% de hogares con algún tipo de vehículo utilizan este combustible. Dentro de las gasolinas que se usan se encuentran las de 84, 90, 95 y 97 octanos. La diferencia entre este tipo de combustibles consiste en que la de menor octanaje (gasolina de 84) tiene un mayor nivel de nocividad ambiental de acuerdo con el nuevo Índice de Nocividad de Combustibles (INC) publicado en mayo del 2014 por el Minam. Esta metodología compara los tipos de combustibles según la toxicidad y nocividad ambiental que generan, siendo el gas natural el menos tóxico con un valor igual a 1. La gasolina de 84 tiene un INC de 1.45, mientras que las gasolinas de 90, 95 y 97 tienen un INC de 1.31. El estudio "Evaluación de la calidad del aire en Lima Metropolitana 2011", publicado en el 2013 por el Minam, menciona que el Ministerio de Salud (Minsa) no ha desarrollado estadísticas exactas de una relación entre contaminantes de aire y casos de enfermedades en el Perú. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de la nota descriptiva "Calidad del aire (exterior) y salud", declara que según estimaciones realizadas en el 2012, la contaminación atmosférica en las ciudades y zonas rurales de todo el mundo provoca cada año 3.7 millones de defunciones prematuras. Dentro de las opciones tributarias que ha adoptado el Perú para promover el uso de combustibles más limpios se encuentra la estructura impositiva que promovió a finales del año 2007. Mediante decreto supremo se estableció que el Impuesto Selectivo a los Combustibles (ISC) se determinaría mediante el criterio de proporcionalidad al grado de nocividad ambiental con el objetivo de que los usuarios de los combustibles más contaminantes comiencen a internalizar el daño ocasionado y promover el uso de combustibles menos contaminantes. La normativa peruana para gravar a los combustibles más contaminantes existe. Sin embargo, a la fecha este criterio no ha sido puesto en ejecución. En el caso de las gasolinas se observa que la gasolina de 84 tiene un ISC de S/. 1.07 por galón, mientras que las gasolinas de 90, 95 y 97 tienen un ISC de S/. 1.46, S/. 1.69 y S/. 1.87 por galón, respectivamente. Si bien el precio de refinería es mayor en el caso de las gasolinas con mayor octanaje, debido a su proceso de producción, este sistema impositivo puede hacer que el precio final sea aún mayor. En el gráfico se observa que efectivamente el precio de refinería de las gasolinas de mayor octanaje es mayor. Sin embargo, la diferencia es pequeña. Cuando observamos el precio de venta final, la brecha se amplía en contra de las gasolinas más limpias. Por ejemplo, la diferencia entre el precio de la gasolina de 97 y el de 84 octanos pasó de ser S/. 1.00 por galón al comparar los precios de refinería a S/. 3.90 por galón al comparar los precios finales. Estos resultados reflejan que no se está aplicando el criterio de gravar más a los combustibles más contaminantes y por ende no hay un incentivo tributario que a la fecha esté impulsando el consumo de gasolinas más limpias. La salida es sencilla: reducir el ISC a las gasolinas de alto octanaje y/o aumentar el aplicado a la de 84 octanos. A pesar de que las leyes existen, la estructura impositiva que efectivamente se aplica no reconoce la diferencia entre la nocividad de los diferentes tipos de gasolinas (84, 90, 95,97). Además, debe tenerse en cuenta que en la emisión de contaminantes por vehículos no solo importa el combustible, sino las características, antigüedad y condiciones de mantenimiento del vehículo que lo usa. En esa línea, es paradójico que el impuesto a la propiedad vehicular grave a los vehículos nuevos antes que a los viejos (en general estos últimos son los de mayor potencial contaminante), más aún si no tienen un mantenimiento adecuado. Creemos que desde la política pública hay espacio para avanzar hacia una estructura tributaria más responsable con el medio ambiente y con la salud pública. Para ello, bastará simplemente aplicar la ley, señaló Sandra Flores, analista de Macroconsult.