Si los líderes de los partidos no disciplinan a sus cuadros, pues las autoridades, especialmente las municipalidades, tienen que hacerlo ya, antes de que las cosas se vayan de las manos y la ciudad se vea convertida en un caótico cartel multicolor. Nos referimos al grave y flagrante incumplimiento de las ordenanzas que regulan la propaganda electoral, sobre todo la que se concreta en paneles y pintas que invaden la ciudad, la contaminan visualmente y dificultan la visibilidad para conductores y peatones. Algunos ejemplos escandalosos de los que nuestro Diario ha dado cuenta: colegios, muros, bermas y veredas pintarrajeados, como se ve en la Panamericana Norte. Asimismo, se ha colocado desordenadamente letreros en los cerros, así como en los postes de las principales avenidas de la capital. Tampoco se respeta la ordenanza que regula la distancia mínima entre dos paneles. Es escandaloso e injusto que, ante las transgresiones de los partidos, sean las municipalidades las que deban retirar los paneles, lo que significa un gasto oneroso que se carga a los vecinos. Esta situación no puede continuar y exige que se implemente una política de tolerancia cero contra estos incumplimientos y se los sancione de modo severo y público. El tema es muy serio y debe merecer también la atención de los electores para evaluar a los candidatos. ¿Cómo puede alguien servir al país si ni siquiera respeta su ciudad?