El bajón en la inversión privada, para no llamarlo eufemísticamente desaceleración del crecimiento y desarrollo, no es únicamente por causas externas como la crisis internacional que ha llevado a la reducción de volúmenes y valor de nuestras exportaciones, sino también a causas internas como la exagerada regulación, muchas veces con absurdas disposiciones que impiden o traban la inversión que es la que genera trabajo digno y permite elevar los niveles de vida de nuestros compatriotas. Nuestras autoridades del Gobierno Central se desgañitan diciendo que están reduciendo trámites y requisitos para hacer más llevadera la vida de los emprendedores, pero lamentablemente poco hacen para lograrlo. Del otro lado los sectores empresariales y sus organismos gremiales pontifican en la necesidad de aligerar la carga normativa y regulatoria que soportan, pero lamentablemente salvo muy contadas excepciones, se quedan en el fácil discurso y en el ligero reclamo, pero son incapaces de hacer un inventario real de las absurdas trabas existentes y menos aún de plantear correctivos concretos.Cuando leemos los boletines de los gremios empresariales observamos que son generosos en los reclamos genéricos, pero parecerían temerosos de plantear temas concretos y soluciones posibles. Ya es hora que los entes empresariales de cada sector den a conocer con claridad cuáles son los trámites ilógicos, cuáles los requisitos que se duplican además de los innecesarios, y sus pedidos concretos a la administración. Nadie mejor que los sectores empresariales para saber de los defectos normativos y de la abusiva carga regulatoria, pues ellos son los perjudicados, pero sin embargo poco hacen para que la administración gubernamental conozca en concreto sus requerimientos y necesidades. Es hora que dejen los temores de lado y afronten el problema, pues las soluciones no caerán del cielo como el maná bíblico. Como dice el refrán a Dios rogando y con el mazo dando. Ya nuestras autoridades del Parlamento y del Ejecutivo tomaron conciencia de los excesos normativos, y si es que no son capaces de ponerles remedio, no veo camino más apropiado que sean los propios sufridos empresarios los que informen de sus desventuras, no solamente con inventarios reales de normas inconducentes, sino incluso con los proyectos de disposiciones legales que es menester dictar. El actual Gobierno ha entrado en su cuarto año, y lo que no haga ahora, será muy difícil que lo pueda hacer en su último año de ejercicio gubernamental. Hemos perdido más de tres años, no perdamos un día más, la recuperación económica tiene que ser ahora y rápido, señala Ántero Flores Aráoz.