Ante un asunto tan urgente y crucial para la viabilidad económica del país, como es el cierre definitivo del oneroso e inequitativo régimen de cédula viva, llama negativamente la atención la actitud, aparentemente interesada, de algunos parlamentarios del Partido Aprista.Estos -contradiciendo compromisos previos de bancada y de su líder Alan García- incurren reiteradamente en cuestionables maniobras para dilatar esta reforma constitucional. Tal actitud es tanto más reprensible debido a la brevedad de los plazos, pues quedan muy pocos días para el término de la presente legislatura, donde debe darse la segunda votación.Esta vez el protagonista de la burda estratagema fue el parlamentario Daniel Robles, quien adujo inexplicablemente que, antes de aprobar el proyecto de ley sobre el tema, debía efectuarse la segunda votación de la reforma constitucional. Hay que recordar que el propio García dijo semanas atrás exactamente lo contrario, por lo que hay lugar para la suspicacia.Necesitamos un drástico cambio de actitud. No solo del Congreso de la República, que como poder fundamental debe corregir un régimen pensionario inaguantable para el fisco, sino también del Partido Aprista en particular, que tiene que actuar con coherencia.Previamente hemos saludado su actitud responsable de promover el dinamismo económico, a través de la Comisión Pro Inversión, lo que no se condice con las posturas aprovechadas de algunos de sus congresistas sobre el régimen de la 20530.No hay tiempo que perder. El tema ha sido puesto nuevamente en agenda para mañana jueves y, como lo hemos señalado en previas oportunidades, la ciudadanía permanece alerta para comprobar si el Poder Legislativo está del lado del país y la estabilidad económica, o solo defiende los intereses de unos cuantos (entre ellos algunos congresistas) que se niegan a perder sus privilegios, a costa de todos los peruanos.