ALERTA
1 de junio de 2014

En los últimos doce años la economía del Perú ha crecido rápidamente. Hemos sido la envidia de otros países latinoamericanos y varios comentaristas económicos han hablado del Perú como la "estrella" de América Latina. Incluso crecimos algo en el año de crisis de 2009. Sin embargo, parece que ahora las cosas están cambiando y necesitamos recapacitar y actuar.¿Qué es lo que pasa? En el año 2001 las exportaciones andaban a un ritmo de US$6000 millones de dólares. Diez años después, el ritmo anual de exportaciones era de $45,000 millones. Este tremendo aumento (tanto en el volumen de las exportaciones como en los precios de los minerales) nos dio un empujón económico: la abundancia de dólares permitió financiar un auge de la inversión, desde grandes proyectos mineros hasta viviendas individuales, pasando por automóviles, artefactos y nuevas actividades de todo tipo. Ahora, ese empujón se acabó: las exportaciones están cayendo y hoy se mueven a un ritmo anual de apenas $40,000 millones. La principal causa: la caída del precio del oro y de su producción, porque no se han renovado reservas (el impacto de Cerro Quilisch y de Conga en particular). Además, el ruido político, al cual no se le atribuía consecuencias económicas, hoy ha empezado a mermar la confianza de los consumidores. Estas dos tendencias se reflejan en muchos indicadores, incluyendo las ventas de automóviles y la contratación de nuevas hipotecas. En términos financieros, la desaceleración de los ingresos de los dólares de la exportación ha empezado a crear un déficit comercial (la diferencia entre los ingresos de exportaciones y los gastos en importaciones), por primera vez en muchos años. Muchos países tienen déficits comerciales y déficits en "cuenta corriente": para financiar estos déficits se necesita ingresos de capital, o sea, nuevas inversiones que atraen capital del exterior. Felizmente el Perú sigue teniendo ingresos de inversión extranjera, pero, lamentablemente, el ritmo de estas inversiones ha decaído fuertemente en el último año, a pesar de grandes proyectos mineros actualmente en plena construcción, como Las Bambas en Apurímac, Cerro Verde en Arequipa y Constancia en el Cusco. Lo que nos está pasando es que nos acostumbramos a un auge exportador, pero ahora no estamos compensando la caída de las exportaciones con mayor ingreso de capitales.Nadie dice que estamos en crisis, pero tenemos que recapacitar rápidamente antes de que se nos venga un problema de balanza de pagos que llevaría a una devaluación del sol y a una fuerte pérdida de confianza entre empresarios y consumidores. Es absolutamente fundamental destrabar los grandes obstáculos a la inversión. Citemos algunos ejemplos:-Hay más de 25 proyectos de inversión petrolera que están atracados hace meses (por no decir años) por el complejo sistema de permisos que se requieren de diversas entidades, en particular el Ministerio del Ambiente, la Osinermin y el Ministerio de Energía y Minas. El Perú cada día importa más petróleo y produce menos: hace 34 años, en 1980, producíamos 200 mil barriles de petróleo al día. Hoy apenas producimos 65 mil barriles. La importación de combustibles es un factor importante en nuestro déficit comercial y lo más preocupante es que podríamos revertir la tendencia, pero los requisitos burocráticos descontrolados frenan este objetivo.-El Perú podría transformarse con la riqueza de minerales que tenemos junto con la abundancia de gas en un industrializador de minerales. Sin embargo, no tenemos una política promotora en este sector. En la Sierra Central estamos haciendo todo lo contrario: el complejo industrial de La Oroya está virtualmente parado desde que entró en una crisis de endeudamiento en el 2008. En seis años dos gobiernos han sido incapaces de resolver el problema, a pesar de las grandes inversiones que ya se habían hecho en La Oroya en los años anteriores a la crisis. En el Sur, con el aumento de la producción minera podríamos acelerar la construcción del gasoducto del sur e iniciar conversaciones con nuestro principal cliente minero, la China, para que parte de la nueva producción sea procesada en el Perú con nuevas tecnologías no contaminantes, mientras que las fundiciones en China son altamente contaminantes. La fundición y refinería de cobre de Ilo es un buen ejemplo de lo que se puede hacer.-En el sector comercial y de vivienda todavía hay un exceso casi bizantino de obstáculos municipales que están retrasando la inversión. Ahí también podríamos atraer mucho más capital. No estamos todavía en crisis, pero lo que estamos viendo es un crecimiento que se está desacelerando y probablemente a fines de año estemos en un ritmo de alrededor de 4%, muy bajo para nosotros. Esta década debería ser la del gran despegue económico y social para el Perú. No perdamos el tiempo, señala Pedro Pablo Kuczynski.(edición domingo).