Lograr la integración energética entre los países podría ser una gran ventaja económica, pero las pasiones políticas la ponen en riesgo, refiere la revista británica.Mire el mapa de abastecimiento y demanda de gas natural en Sudamérica y, a primera vista, "la tubería del Cono Energético Sudamericano" promovida por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, parece tener sentido. Este ducto de 8,000 kilómetros hacia Buenos Aires podría entregar 150 metros cúbicos de la vasta Venezuela. Los motivos de Chávez son puramente políticos: a él le encantaría privar a Estados Unidos del gas, en nombre de la integración de la región sudamericana.Respecto a los problemas energéticos, estos comenzaron en Argentina y Bolivia, dos de los tres productores más grandes de la región. Las reservas probadas de gas de Argentina cayeron en un 35% entre 2000 y 2004. Enfrentándose a la escasez del invierno, el Gobierno cortó las exportaciones a Chile.