Veintisiete agrupaciones políticas suscribieron simbólicamente el Pacto Ético Electoral (PEE) y con ello asumieron una serie de responsabilidades, entre ellas la de registrar ante el Jurado Nacional de Elecciones sus ofertas electorales. Sin embargo, todo indica que ese compromiso tampoco lo van a cumplir, pues ningún partido ha entregado dicha información, en una ostensible falta de transparencia. Hubiera sido estupendo que el pacto ético incluyese sanciones para los partidos infractores. Pero es un avance que el JNE creara el Registro de Promesas Electorales para facilitar su fiscalización por parte de los electores. De esta manera, no solo se deja constancia de las ofertas, sino que el presidente electo podrá recordar lo que prometió. ¿Qué mejor que poner en blanco y negro los compromisos políticos, en un país donde esos ofrecimientos se los suele llevar el viento? Hay que honrar la palabra empeñada. No vaya a ser que se repita lo sucedido con otras medidas del PEE, como los planes de gobierno, que solo presentaron 9 partidos, o las hojas de vida, que han exhibido 202 ciudadanos de los más de 3 mil que postulan a la presidencia, vicepresidencias o al Congreso. ¡Ojalá no continúe la guerra sucia, ahora que se inicia la propaganda mediática! La ciudadanía está cansada de la demagogia. Cuidado, pues, con prometer más de la cuenta o subestimar la capacidad de raciocinio del electorado, porque la sanción será en las urnas.