El Gasoducto Sur Peruano nacerá sin corazón: no tendrá una petroquímica del etano para darle valor agregado al gas natural. "El precio del etano en el mercado internacional no hace viable la petroquímica en el corto y mediano plazo", admitió Guillermo Lecarnaqué, quien entonces era presidente del Comité de ProInversion en Proyectos de Seguridad Energética.Como parte del equipo que lleva a cabo el concurso de concesión, ratificó la noticia con un hecho concreto: "Le enviamos una carta a Braskem y a Petroperú para que se inscriban como consumidores iniciales y la respuesta fue (la siguiente): ‘no podemos comprometernos en separar una capacidad de transporte para el etano, ya sea a través del gasoducto o del poliducto’. Ellos mismos, que son los que más han estudiado este proyecto, no ven que (la petroquímica) sea viable en el corto plazo".César Bedón, docente EP-UPC y experto en temas energéticos, criticó que se esté diseñando un transporte con capacidad para 30% de etano, cuando el gas de Camisea tiene como máximo 10%. "Y cuanto más sea el etano que se le quite al gas natural, este baja su poder calorífico y, por ende, su precio". El proyecto del Gasoducto Sur Peruano tampoco contempla una planta de separación del etano, comentó Pedro Martínez, presidente de PECSA y extitular de la SNMPE: "Eso cuesta alrededor de US$ 1,000 millones y habría que trabajar en Malvinas. Tenemos un costo mayor para el etano, que por la caída del precio del gas y la aparición del shale gas ya no resulta atractivo".