Cuando la petrolera Perenco se hizo cargo del lote 67 -ubicado en plena selva loretana- en el 2008, desarrolló un estudio socioambiental de su área de influencia, que entre otros resultados daba cuenta de la debilidad de la atención en salud de las cerca de 100 comunidades de la zona. Los pobladores se quejaban de lo imposible que les resultaba trasladarse a Iquitos para acceder a un servicio médico digno. El reto para intentar solucionar el problema era enorme, sobre todo por la dispersión de las comunidades.En Perenco se evaluaron varias opciones. José Antonio Mansen, gerente de Relaciones Institucionales de la empresa, recuerda que entre la lluvia de ideas saltó el recuerdo del Programa Alianza para el Progreso que implementó Estados Unidos para el apoyo de los países sudamericanos en la década del 60. Parte de la ayuda era el envío de embarcaciones que prestaban servicios de salud en varias ciudades del continente.