Más allá de sus yerros y vacíos, el proceso de descentralización no puede detenerse, sino más bien perfeccionarse en un esfuerzo conjunto y con voluntad política de los próximos Gobierno Central y Congreso que asuman el poder en julio del 2006. Esa fue una de las principales conclusiones de la audiencia y foro sobre descentralización como política de Estado, realizados por El Comercio en Arequipa dentro de su campaña cívica Elecciones 2005, Usted Decide, y a los cuales asistieron autoridades regionales de cuatro departamentos, el alcalde de Arequipa, representantes del Consejo Nacional de Descentralización y ciudadanos. Todos estuvieron de acuerdo. Si bien el último referéndum para la creación de macrorregiones se frustró, el país debe salir del centralismo agobiante que sigue postergando al resto del territorio, pero bajo un esquema sin distorsiones y sin las deficiencias que han mostrado los actores involucrados en el proceso en marcha. Razón tienen los presidentes de Lambayeque, Loreto y Arequipa, Yehude Simon, Robinson Rivadeneyra y Daniel Vera Ballón, en señalar que el proceso de desconcentrar el poder implica dotar a las provincias de las competencias y recursos para impulsar la inversión. Alguien tiene que explicar por qué los fondos asignados --si bien se han ampliado-- solo alcanzan para pagar sueldos. Por su parte, los gobiernos regionales también deben elevar la calidad de sus gestiones y unir esfuerzos para consolidar macrorregiones. Pero ante todo, como revelan algunos sondeos, la mayor responsabilidad recae en el Congreso y en los partidos, que poco han hecho a favor de la regionalización. Hoy mismo llama la atención la escasa atención que los candidatos dan al tema, aun cuando se trata de un asunto que, quiéranlo o no, ya está en marcha. Como revela la campaña de El Comercio, los ciudadanos quieren que la regionalización se incluya entre las prioridades nacionales, corrigiendo los errores y pensando sobre todo en el interés de las provincias que aún no se ven reflejadas en los planes de gobierno.