FALTA DE CAPACIDAD. La siguiente cita: "Los gobiernos regionales y locales no tienen capacidad de gasto", se ha convertido en una especie de mantra para analistas, investigadores, periodistas especializados y muchas personalidades que han trabajado para este y otros gobiernos. Pero las cifras de ejecución del gasto de inversión tendrían que provocar una reformulación de la cita, pues el gobierno nacional tampoco se salva de presentar este pobre desempeño. Hay que anotar, por supuesto, que dentro de los tres niveles de gobierno existen entidades que sobresalen, lo cual habla bien de las autoridades que sirven en ellas, pero también invita a hacer comparaciones, que seguramente resultarán bastante odiosas para quienes no trabajan con eficiencia. Según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el año pasado la ejecución del presupuesto asignado para dicho rubro alcanzó el 75.5%, un ligero avance respecto del 2012 (73%). Los gobiernos regionales invirtieron el 81.3%, seguidos del gobierno nacional (81.0%) y los gobiernos locales (69.3%). Pero los porcentajes no cuentan toda la historia, pues si los traducimos en números, resulta que el Estado dejó de invertir alrededor de S/. 11,000 millones, un lujo que un país con tantas necesidades de infraestructura como el nuestro no puede darse. En el caso del gobierno nacional, el Ministerio de Educación se lleva las palmas de la vergüenza, pues solo invirtió el 45.8% de su presupuesto, lo que en cifras supera los S/. 1,300 millones. Cabría preguntarse qué llevó a la ex ministra Patricia Salas a desperdiciar tanto dinero y aunque fue reemplazada en noviembre –bastante tarde en nuestra opinión–, el nuevo ministro, Jaime Saavedra, tiene la obligación de explicarlo y de plantear las medidas oportunas para que esto no vuelva a suceder. Otro ministerio con un déficit de ejecución considerable es el de Agricultura y Riego (S/. 355 millones), al que le siguen Defensa (S/. 182 millones) e Interior (S/. 132 millones). En vista de que estamos comenzando el año con un nuevo presidente del Consejo de Ministros, cabría esperar que ponga fin a este aparente desprecio por recursos. No le pedimos que declare que renunciará si la inversión pública no supera un X%, sino que simplemente les contagie su entusiasmo.