REACELERACIÓN. Aunque las proyecciones de los analistas, bancos y demás instituciones acerca del crecimiento de nuestra economía no han hecho más que corregirse a la baja a lo largo del año, eso no quiere decir que el 2013 haya sido un mal año. Basta levantar la cabeza y mirar a los costados para darse cuenta. El mundo en su conjunto creció a una tasa cercana al 2.8%, mientras que la región de América Latina y el Caribe habrá crecido 2.6% durante el año. Además, de los 33 países que conforman esta región, el Perú –con una tasa cercana al 5%- sería el cuarto con mayor crecimiento después de Paraguay (13 ), Panamá (7.5) y Bolivia (6.4 %), según la Cepal. Desde esta perspectiva nuestra performance no se ve nada mal. Sin embargo, el deterioro de las perspectivas económicas sí revela que hemos crecido por debajo de nuestro potencial, algo que no deberíamos aceptar con resignación. Esto se debió, principalmente, a dos factores. El primero, uno exógeno sobre el cual tuvimos poca influencia. La transición hacia un crecimiento más moderado en China se tradujo en una menor demanda por minerales y con ello, una reducción de sus precios. Por otro lado, la lenta recuperación de las economías de Estados Unidos y Europa tampoco colaboró con nuestras exportaciones –particularmente con las tradicionales-, lo cual se refleja en una balanza comercial negativa a fin de año. El segundo factor, en cambio, fue uno absolutamente innecesario y evitable. Desde abril, una serie de desaciertos del Ejecutivo –como las intenciones, ahora abortadas, de controlar el mercado del petróleo o el vaticinio de una época de “vacas flacas”- mermaron la confianza de los inversionistas y consumidores locales, causando un detrimento en la inversión privada durante la mayor parte del año. Recién en los últimos meses se han evidenciado algunos signos de recuperación, aunque todavía mezclados con los rezagos de la desaceleración, que se irán esclareciendo cada vez más entrando al próximo año. Las mejores perspectivas de nuestros socios comerciales más importantes –Estados Unidos, Europa, China y América Latina- resolverán el primer problema que tuvimos este año, y esperemos que el Gobierno haya aprendido su lección para no volver a incurrir en el segundo. Para el próximo año, aspiremos a alcanzar nuestro potencial.