Los peruanos debemos poner especial atención al más reciente informe del Banco Mundial (BM) que aborda exhaustivamente el tema de la educación.Por un lado se señala que el número de matriculados en educación inicial, primaria y secundaria supera al de muchos países en Latinoamérica. Pero, junto a este interesante aumento de la cobertura, se advierte que la calidad educativa está tocando piso, lo cual es muy grave para el futuro de los peruanos, pues la educación es motor básico de la movilidad social y el desarrollo económico. La realidad es alarmante: el 74% de los escolares de primaria no entiende lo que lee; los currículos son inadecuados y obsoletos; y no hay sistemas de evaluación y rendición de cuentas. Este último punto, muy importante para el BM, alude a una preocupante visión inmovilista y burocratizada de los agentes educativos. En realidad, la grave crisis educativa viene de mucho atrás y entre sus causas principales están tanto la escasa prioridad que le asignan los gobiernos como el deficiente nivel de los maestros. El gasto público en educación es uno de los más bajos de la región (3,2% del PBI), solo por encima de Ecuador y Guatemala, a pesar de lo cual se ha creado más escuelas en muchos lugares. Sin embargo, no todo es dinero. Cada vez hay más consenso sobre la perniciosa interferencia política e ideológica del Sutep, que se opone casi por consigna a cualquier sistema de control y fiscalización, indispensable para lograr eficacia en cualquier empresa. ¿Qué hacer? El Gobierno y los candidatos presidenciales deben asumir su responsabilidad: como lo explica el informe, lo primordial es fijarse como objetivo levantar la calidad educativa y establecer un plan con estándares medibles y realistas. Igualmente, los promotores educativos deben informar al Estado y este a los padres de familia, que deben involucrarse cada vez más. Paralelamente, como hemos propuesto, es indispensable crear un directorio de expertos o institución con autonomía constitucional, de nivel similar al BCR, que garantice los aspectos técnicos de educación, planifique con base en las demandas y requerimientos reales y blinde las políticas educativas para que estas no dependan de los vaivenes gubernamentales ni burocráticos. Esta reforma implica promover la excelencia entre los maestros, revalorar la función de los directores y evaluar el rendimiento escolar y docente de modo imparcial y no politizado, en lo que debe poner el hombro el nuevo Colegio de Profesores del Perú.