El fracaso del proceso de venta de la refinería La Pampilla, como consecuencia de las insatisfactorias ofertas que los postores presentaron a Repsol, demuestra que el único "comprador razonable" para este activo fue, desde un inicio, el gobierno peruano. Ninguno de los potenciales interesados, entre ellos el Grupo Romero y el comercializador de combustibles Blue Oil, contaba con las espaldas financieras para asumir el alto costo (US$ 800 millones) de la modernización de la refinería.La cereza de la torta, es decir, los más de 300 grifos abanderados de Repsol, no valía semejante riesgo.