América Latina está comprando más productos refinados a uno de sus vecinos más cercanos, Estados Unidos, para satisfacer la mayor demanda interna. Con una extensa pero anquilosada red de refinerías, la región no ha invertido lo suficiente para agregar nueva capacidad. Los proyectos más grandes sufrieron largas demoras, lo que sugiere que la región mantendrá las importaciones de combustible en los próximos años. Ejemplo de ello es que la producción de petróleo de Ecuador está estancada y es un importador neto de combustibles estadounidenses, usados para cubrir cerca de un tercio del consumo interno de 210,000 bpd. Los obstáculos y falta de fondos no dejan avanzar a su principal refinería La Esmeralda