¿DE QUÉ RENOVACIÓN POLÍTICA ESTAMOS HABLANDO, SEÑORES CANDIDATOS?
22 de enero de 2006

Conforme avanza la campaña se va mostrando la verdadera entraña de muchos candidatos y partidos que, en el discurso, prometen renovación y moralidad, pero en la praxis son maquinarias desarticuladas cuyo motor principal es la voracidad por el poder y el afán de figuración. Y, para conseguir un cupo en las listas parlamentarias, algunos no tienen reparos en acudir a métodos inaceptables y que creíamos del pasado, como la violencia política y hasta atentados criminales. En el caso de Perú Posible es vergonzoso que se haya llegado al extremo de que su candidato presidencial, un invitado del partido, amenace con renunciar para obligar a la dirigencia a depurar sus listas y desprenderse de impresentables lastres que han contribuido al desprestigio de PP y del Congreso mismo. Aparte de la inescrupulosidad de estos desvergonzados, se demuestra la carencia de cuadros propios y decentes para liderar la campaña, al punto que se tuvo que invitar a alguien de fuera, sin que ello signifique restar méritos al candidato Belaunde. En lo que se refiere al grupo humalista, esta semana las cosas pasaron de castaño oscuro. Un dirigente del partido con el que se han asociado aparece en un video instruyendo a un supuesto sicario para asesinar a otro dirigente de UPP. La tesis humalista de que se trata de una conspiración para demoler a su candidato es ingenua --por decir lo menos-- o interesada. No pueden negar que se trata de uno de sus militantes enfrentado a un enemigo interno y tampoco que esto ha cortado el debate sobre las vinculaciones de algunos de sus cuadros con personajes montesinistas. En cualquier caso, y a la espera de una investigación policial y fiscal esclarecedora, los ciudadanos, estupefactos y justamente indignados, tenemos que reflexionar sobre la patología de la campaña en curso para saber cómo actuar. Antes que nada, debemos rechazar esta lumpenización de la política por parte de algunos que pretenden gobernar el país. ¿Qué podemos esperar los peruanos de quienes, bajo la máscara de ser 'nuevos' en política, utilizan los mismos métodos caudillistas y mercantilistas para digitar o poner precio a cupos congresales? ¿Y qué de dirigentes involucrados en actos criminales? Creíamos que con la nueva ley de partidos políticos y otras normas había comenzado una nueva etapa, pero lamentablemente no es así. Claro que hemos avanzando algo (con la valla del 4% por ejemplo, cuyos resultados se verán a mediano plazo), pero asimismo debemos reconocer que el marco legal carece de mecanismos para controlar y sancionar las transgresiones a la democracia interna y los viles negociados. Constatamos entonces que, tanto como leyes, requerimos ciudadanos dispuestos a trabajar arduamente por el país, sin esperar nada a cambio (como no sucede ahora con algunos angurrientos partidos viejos y y nuevos). Tal objetivo exige recuperar el prestigio de los partidos, de modo que su organización pueda atraer a esos ciudadanos preocupados, se les imbuya de una doctrina y puedan escalar posiciones dentro de sus cuadros para luego tentar candidaturas de gobierno. Solo así se evitará que la política se vea infestada por iluminados o caudillos de última hora, que prometen vientos de renovación pero, como no podía ser de otra manera, resultan ahogados por la improvisación, el oportunismo y la ambición ciega de quienes solo buscan usar el Estado para sus abyectos fines. Ya sabemos --como pasó con Fujimori y lo sufrimos todos-- adónde nos llevan estas confusas candidaturas aluvionales en las que cualquiera, hasta delincuentes y criminales, se sube al carro del circunstancial ganador.

  • [El Comercio,Página A4]
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