Con un récord de 24 candidatos a presidente, 48 a vicepresidente y un mínimo de 2,880 postulantes al Congreso, a los que se agregarán los que aspiren a conseguir una curul a través de otras listas no asociadas a una plancha, podría pensarse, ingenuamente, que el Perú asiste -como suele decirse huachafamente- a una verdadera fiesta democrática, a una efervescente voluntad de participación en la conducción del destino del país.La verdad, sin embargo, es que un número tan elevado de candidatos constituye una evidente expresión de la profunda descomposición institucional por la que atraviesa la política peruana.El entusiasmo folclórico que ha caracterizado la inscripción de todas estas candidaturas ante la autoridad electoral, con bandas musicales, caballos de paso, guantes de boxeo, gritos desaforados y propuestas disparatadas que ofrecen el oro y el moro, entre otras manifestaciones, intenta camuflar la ausencia de respaldo popular, pues casi dos decenas de las candidaturas inscritas no superan el uno por ciento de intención de voto.El elevado nivel de fragmentación que está implícito en esta ensalada de candidatos significa, en primer lugar, la carencia de partidos políticos sólidos y democráticos que permitan canalizar, con eficiencia y responsabilidad, las demandas de la población así como la intención de las personas de participar en la vida pública del país.En cada elección, aparecen nuevas agrupaciones que pretenden colarse en el escenario nacional. Lo peor de todo es que, casi siempre, en cada nueva elección -presidencial, municipal o regional- son estas nuevas agrupaciones las que acaban alzándose con la victoria, debido a que aprovechan el desprestigio de las ya existentes.Con escasas excepciones, improvisación y oportunismo es lo que caracteriza a la mayoría de estos movimientos, organizados únicamente para el momento de la elección y no como la construcción de instituciones con un horizonte de largo plazo para agruparse en torno a un conjunto de ideas con las que aspiran a llegar al poder para sacar adelante al país.