LA MALDICIÓN DEL CANON
14 de agosto de 2013

Vencido el mes de julio, el gobierno central les ha hecho saber a los gobiernos regionales y municipales que sus ingresos por canon minero caerán en un 25% a nivel nacional. Inmediatamente, alcaldes y presidentes regionales han empezado a organizarse para venir a Lima a pitear: Arequipa y Cusco, algunos de los más perjudicados, encabezan los reclamos.Los cuestionamientos, desde la capital, por la ineficiencia en el gasto de parte de las regiones, se invertirán; ahora serán las autoridades locales las que cuestionen al gobierno por aplicar los recortes.Once años después de promulgada la Ley de Regionalización, no hemos aprendido nada. El espíritu paternalista y centralista de la norma original no fue debatido ni modificado.La regionalización no se hizo en función de la generación de riqueza, sino en función de repartir la riqueza que Lima recaudaba. El centralismo nunca estuvo ausente. Ahora que las vacas se adelgazan por la reducción del precio de los metales, la falta de visión y de convicción comienza a pasar la factura.Toledo promovió una regionalización que consistió en repartir presupuesto. García y Humala sostuvieron, aplicadísimos, el concepto. En lugar de enseñar e incentivar a los gobiernos regionales a generar riqueza, a promover inversiones para sus regiones, los últimos tres gobiernos se la han pasado repartiendo.La regionalización debió empezar al revés, por inversión y no por gasto; y debió incluir libertad, autonomía e incentivos y premios para la región y el municipio que más inversión convocara.El crecimiento de la China se basa en la competencia entre sus regiones y sus municipios, se premia al que atrae más inversión; y aun en el más pequeño de sus municipios trabajan alrededor de 300 burócratas agilizando y facilitando las inversiones.En el Perú, sumando conserjes y secretarias, los funcionarios de ProInversión no pasan de 208 personas; y solo hay oficinas descentralizadas en Arequipa y Piura. Pero la empresa privada tampoco ha invertido en descentralización, en medios de comunicación que estimulen periodistas y líderes políticos a favor de la inversión y el mercado. El último "Perú: The Top 10000 Companies" describe la centralización de las grandes empresas. El 75% de la facturación está en Lima y la causa, según sus propios gerentes, es el déficit en infraestructura y la inestabilidad política en el resto del país.La infraestructura es fundamental para incentivar el capital privado, pero si la cultura empresarial no es menos centralizada, no habrá ningún cambio. Las empresas mineras se quejan de que las radios y las televisoras locales son antisistema, pero cuánto invierten esas empresas en los medios de alcance regional. Las campañas de publicidad se diseñan y se deciden desde Lima.El 98% de la inversión en publicidad nacional se crea, se concibe y se ordena en Lima.A pesar de que hay grandes empresas en Tacna, en Arequipa, en Ica, en Trujillo, en Piura, solo el 25% de las Top están en las provincias, y ni siquiera ese porcentaje decide su publicidad con criterios regionales, señala la periodista Cecilia Valenzuela.

  • [El Comercio,Pág. A 5]
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