Ollanta Humala quiere pasar a la historia como el presidente que concrete un proyecto energético y petroquímico de US$ 11.500 millones que garantice el vigoroso crecimiento económico del Perú. Pero es cada vez más probable que deje el poder en el 2016 sin haber cortado la cinta del anhelado plan que ya tropezó con demoras en su licitación, con temores de suministro de gas y hasta con la amenaza de la guerrilla maoísta Sendero Luminoso.La licitación de un gasoducto de US$ 4.000 millones proyectado desde los yacimientos de los Andes hasta la sureña región de Moquegua en el Pacífico será recién adjudicada a fines de este año o el próximo.Y la empresa brasileña Braskem, que planifica desde hace un par de años la construcción de una petroquímica de US$ 3.500 millones, todavía no sabe exactamente dónde levantaría la planta.