LAS ENTRAÑAS DEL GOBIERNO
28 de junio de 2013

Esta semana sucedió algo inusitado: la ministra Ana Jara, quien hasta ahora se había mostrado como la más fiel escudera de las eventuales pretensiones electorales de Nadine Heredia, y cuyo ministerio ha invitado a la primera dama a protagonizar un enorme número de actividades públicas, afirmó rotundamente que no habría tal postulación en el 2016. "Desde las entrañas del gobierno -declaró- digo que [...] la señora [...] no será candidata en el 2016".Fue, pues, de lo más desconcertante cuando al día siguiente apareció el mismísimo presidente de la República, y esposo de la señora Heredia, para echar humo sobre la negativa de Ana Jara, volviendo, en medio de unas contradictorias declaraciones, a la evasiva "no está en agenda" (sus palabras exactas fueron: "en nuestro panorama").De esta forma la ministra y el presidente nos dejaron solo dos opciones de interpretación. La primera: el presidente no está en las entrañas del Gobierno ni se entera de lo que pasa en ellas. La segunda: el presidente es las entrañas mismas del Gobierno y no le gustó que su ministra intentase cerrar una puerta que él quiere mantener abierta.Ahora bien, en este segundo supuesto, es inevitable preguntarse: ¿por qué el presidente querría dejar abierta esta puerta pese a la enorme incertidumbre -y todos los costos asociados- que ella ocasiona en torno de su gestión? ¿Por qué está dispuesto a que todos los actos en los que la señora Heredia podría participar sin que nadie pueda criticarla sigan siendo materia de escrutinios y denuncias? ¿Por qué, si ello implica mantener vivo el temor -reflejado ya hasta en los informes de un banco internacional- de que proliferen los gastos clientelistas? ¿Por qué, si supone también alimentar gravosas sospechas sobre eventuales intenciones del régimen para ir apoderándose de todas las instituciones y perpetuarse en el poder? Desafortunadamente, solo se nos ocurre una respuesta a la pregunta de por qué el presidente acepta sacrificar tanto para mantener esta puerta abierta: porque quiere cruzarla.