EN EL NOMBRE DEL PADRE
26 de junio de 2013

El último intento de unidad de la izquierda en el Perú se llama igual que el frente electoral uruguayo que llevó al poder a José Mujica, Frente Amplio. Sin embargo, la falta de originalidad no es lo menos auspicioso del recién nacido.A su debilidad ideológica, la que le impidió asimilar los cambios que se produjeron en el mundo después de la caída del muro de Berlín y de la Unión Soviética, la izquierda peruana tiene que sumar la depresión en la que se ha sumido su dirigencia después de la última traición de Fidel Castro, la espectacular tirada de arroz de parte del presidente Ollanta Humala, el último año y medio; y el desplome del "Modelo Brasileño".Pero lo que más la ha debilitado, sin duda, ha sido el abandono del padre, la indolencia de su creador. Los cubanos de La Habana obligaron a la izquierda en el Perú a apoyar a Ollanta Humala, desde el 2009. Y cuando en Lima, una vez en el poder, se pelearon, Castro optó por el hijo adoptivo.Hace 21 años, cuando se firmó la paz en El Salvador, uno de los dirigentes del Frente Farabundo Martí, Joaquín Villalobos, escribió un artículo en el que describía la forma como Castro los había utilizado para enfrentar y sobrevivir a los EE. UU. Villalobos admitía que durante tres décadas Cuba armó y entrenó pequeños ejércitos guerrilleros en toda Latinoamérica, con el objetivo fundamental de tener en jaque al gobierno norteamericano, desestabilizando a los gobiernos que eran sus aliados. Pero que cuando Castro lograba cubrir sus expectativas y dejaba de necesitarlos, les quitaba el apoyo militar y los obligaba a negociar. Entonces la izquierda peruana se negó a aceptar tanta verdad y consideró a Villalobos un felón más. En el camino los Castro hallaron a Hugo Chávez y Lula da Silva ganó las elecciones en el Brasil; entusiasmados, los izquierdistas voltearon a mirar a Chávez y los más modernos empezaron a soñar con la propuesta proteccionista de Lula: Un gobierno aliado de un empresariado mercantilista, feliz de que su gobernante los libere de la competencia extranjera; mientras el Partido repartía desde el Estado, asistiendo a los pobres sin estimularlos en el trabajo ni en la producción.Pero el capitalismo de Estado no dura mucho aunque cuesta caro, y hoy que la corrupción se come cada oficina pública de Río de Janeiro, hasta los Ciudadanos por el Cambio, que se lavaban las manos del pasado adoptando la onda brasileña, se han quedado mudos. La inauguración del FA es un intento de los segundones de unir fuerzas a pesar de que ya no cuentan con el respaldo ideológico de Castro ni con el económico de Chávez. Los dirigentes ni siquiera aparecieron, no estuvieron Gregorio Santos ni Alberto Moreno, ni Susana Villarán, ni Salomón Lerner quien acababa de organizar los homenajes a Lula en su última visita a Lima.¡Claro! Ahora que los jerarcas cubanos van a mutar al capitalismo, apropiándose de las empresas estatales de su país, lo que necesitan es un círculo diplomático formal y poderoso. Su lealtad es con Humala, no con la izquierda peruana, el FA no los ayudará a legalizar su transición, señala la periodista Cecilia Valenzuela.

  • [El Comercio,Pág. A 6]
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