El narcotráfico y el lavado de dinero son problemas que socavan al país en lo económico y moral. Los capos de la droga se han metido en el bolsillo a muchos funcionarios del Estado y sus tenazas seguramente ya merodean los partidos políticos para introducirse en la campaña electoral.La experiencia del Caso Zevallos, que hace poco puso al descubierto las relaciones que puede tejer una mafia con el poder y los políticos, debe servir de alerta.El Comercio pudo entrevistar por teléfono a muchos de los postulantes a Palacio de Gobierno y comprobó que ese problema no es precisamente una prioridad para ellos. En lo que sí coincidieron los candidatos consultados fue en señalar que el narcotráfico podría intentar ingresar a la campaña con su ilícito dinero.Algunos de los candidatos que ya invierten sumas considerables en viajes y publicidad no mostraron la mejor disposición para responder nuestras preguntas directamente. Unos incluso pidieron hacerlo por escrito.La pregunta principal fue: "Sabiendo que el narcotráfico usa testaferros y contactos, ¿qué acciones ha previsto su partido para evitar el ingreso de dinero ilegal a su campaña electoral?".La mayoría de respuestas fue imprecisa. Incluso ciertos aspirantes a Palacio de Gobierno buscaron camuflar su desconocimiento atacando a sus contrincantes y calificando sus campañas de sospechosas.