La difusión en los últimos días de un par de encuestas 'bamba', preparadas con la obvia intención de favorecer las estrategias de determinadas candidaturas, constituye una amenaza a la credibilidad de los sondeos de opinión publica en general, lo cual es especialmente grave cuando se está por entrar a la recta final de la campaña electoral.Una de esas encuestas puso a Ollanta Humala en primer lugar, pero prácticamente en un triple empate técnico con Lourdes Flores y Alan García. El objetivo evidente era crear la sensación de que la candidatura del Partido Nacionalista se había disparado y la de Unidad Nacional estaba en caída libre, mientras que la del Apra estaba repuntando. Conclusión esperada: hay que respaldar a García porque es 'el único que puede parar a Ollanta'.Al margen de que Humala pueda eventualmente pasar a encabezar la competencia, es tan torpe la falsificación en este caso que ni el número de encuestados calza con el margen de error declarado. Por tanto, cero en estadística, cero en credibilidad.La otra encuesta, de una empresa cuyos resultados suelen coincidir con los objetivos políticos del gobierno -el cual suele enviarlos a las redacciones-, pone al candidato de Perú Posible en un 'alentador' 4.5 por ciento que, sin embargo, no es ratificado por ninguna otra encuesta.El resultado de ambos fiascos no solo es la pérdida de la ya escasa credibilidad de estas dos empresas sino -lo que sí es grave- de la validez de las encuestas como instrumento para tomarle la temperatura a la trayectoria de la intención de voto o, en general, para evaluar las tendencias de la opinión pública sobre diversos temas.El problema, como es obvio, es que la gente no suele hacer una distinción entre las empresas que hacen bien su trabajo y las que simplemente lo fraguan y, al final, emite un juicio negativo sobre los sondeos de opinión pública en general.Algo van a tener que hacer las encuestadoras serias -que las hay- para proteger la reputación de su trabajo. Y sería mejor que lo hagan pronto, pues, de lo contrario, nadie les va a creer, señala el director de Perú 21, Augusto Alvarez Rodrich.