1. Tras el anuncio del INEI sobre el magro crecimiento del PBI en marzo (3.01%), muchos analistas revisaron sus expectativas de crecimiento hacia abajo. Para capear la noticia, las autoridades aclararon que dicho resultado se debió a que este año la Semana Santa cayó en marzo en vez de abril, por lo que la supuesta desaceleración se revertiría con la cifra de crecimiento de abril (que, por la misma razón, registró más días laborables que el año pasado). El análisis debe enriquecerse, pues parece ser que hemos transitado de la "economía del ascensor" (esto subió, aquello bajó) a la "economía del calendario". 2. Lo que sabemos es que la economía mundial se está desacelerando y que los precios de algunos de los commodities que exportamos están disminuyendo (aunque no mucho por estándares históricos). En este contexto, el valor de nuestras exportaciones se está contrayendo y el sector exportador dejaría de ser una de las locomotoras del crecimiento peruano. Recordemos que durante los últimos diez años, el valor de nuestras exportaciones creció al 19.4% anual, mientras que el PBI lo hizo a un ritmo de 6.5% por año. Sin embargo, ahora la historia es diferente: en el primer trimestre de este año, las exportaciones cayeron en más de 16% y el crecimiento de la economía se desaceleró a 4.8%. 3. En un mundo globalizado los mecanismos de transmisión de los shocks externos no se limitan a los canales comerciales y de flujos de capital; el canal de las expectativas y sus efectos sobre el consumo y la inversión ocupa un rol protagónico. Si permitimos que el enfriamiento global se traduzca en un deterioro generalizado de expectativas y en menor inversión es probable que la desaceleración se profundice y extienda en el tiempo. ¿Qué hacer frente al enfriamiento mundial? ¿Tiene sentido acaso pensar en medidas contracíclicas como aumentar el gasto público, reducir los impuestos o incrementar los subsidios (drawback incluido)? La respuesta es un contundente NO. Nada de esto enfrentaría las raíces del problema ni sus mecanismos de transmisión.4. Lo que sí podemos y debemos hacer es mitigar el efecto negativo del nuevo contexto internacional sobre la acumulación de capital en el país. La única manera que tenemos para asegurar el crecimiento en el mediano y largo plazo es el fomento de la inversión, particularmente la privada. Pongámonos un norte: que la tasa de inversión privada no caiga por debajo de 20% del PBI. El reto es grande, pues las cifras de importaciones de bienes de capital indicarían que la desaceleración de la inversión ya se habría iniciado el último trimestre del 2012. En este contexto, necesitamos anuncios coherentes con el fortalecimiento del clima de inversión. Al respecto, el presidente Humala dio un paso importante y positivo el último fin de semana; ahora es necesario que todo su equipo de gobierno lo siga. 5. Resulta crucial que los responsables de diseñar y ejecutar la política de gobierno en los diferentes sectores, interioricen el hecho de que son parte de un todo, de un equipo de gobierno que tiene que asegurar tasas de inversión relativamente altas en el país. Es necesario cohesionar mejor al equipo, incorporando jugadores que complementen y no socaven el trabajo del director técnico y de su armador para los 60 minutos que restan del partido. De poco sirve promover proyectos de inversión específicos, si desde el propio Ejecutivo se confunde a los inversionistas con señales contraproducentes. Es hora de lineamientos claros, de disciplina y de coherencia. Venimos ganando, no perdamos tontamente el partido de crecer para incluir, señala Carlos E. Paredes, Director de Intelfin y profesor de Economía de la USMP.