"El tema de la confianza es importante, y no se afecta tanto con casos anecdóticos como el de Repsol, que es un tema concluido. Que no era -en mi opinión- muy importante en la confianza", dijo a la prensa el presidente Ollanta Humala el viernes pasado, al presentar las medidas que buscan recuperar, justamente, la confianza del empresariado. Es decir, el mandatario aún no está convencido de lo que significó el intento para que Petroperú adquiera los activos de Repsol, con lo cual el impacto de los anuncios y, sobre todo, de la concreción de los mismos, puede no alcanzar el objetivo que se busca. Resulta que más allá de las soluciones a los trámites y permisos que se requieren para ejecutar los proyectos de inversión, se necesita el liderazgo claro del presidente de la República y del ministro de Economía, principalmente. Por eso, será importante si en los próximos días el jefe de Estado concreta una reunión con el sector empresarial, al que, hasta el momento, evita, salvo en pocas ocasiones como ya se ha hecho evidente. Mientras el presidente no asuma el liderazgo poco se podrá avanzar, más aún si continúa con un discurso confrontacional frente a los empresarios.Falta también velocidad. Un ejemplo de ello es que una de las medidas anunciadas el fin de semana -como los cambios a la ley de expropiaciones para agilizar 69 obras de infraestructura- tomó más de cinco meses su aprobación. Y en el caso de los certificados de inexistencia de restos arqueológicos, que están a cargo del Ministerio de Cultura, este despacho arguye que la demora es un mito, pues de 632 solicitudes para ese fin, se atendieron 550. Varias de las medidas han estado en la agenda desde hace meses, sin embargo, su implementación recién se ha acelerado cuando se hizo evidente que la economía mostraba señales de desaceleración.Un solo hecho como el caso Repsol puede echar por la borda la confianza de los inversionistas, pero recuperarla requiere de más de una conferencia de prensa o de un discurso. Se necesitan, principalmente, acciones, la ejecución de proyectos como el de Quellaveco, la no postergación de las concesiones y la coordinación del Ejecutivo con la bancada oficialista para que se tenga una agenda coordinada de proyectos que no generen incertidumbre. Y no repetir el caso Repsol, porque no fue una anécdota.