LLEGÓ LA HORA DE LIMAR ASPEREZAS
8 de mayo de 2013

PERSPECTIVA. Afortunadamente, la crisis que provocó el gobierno por su idea de adquirir los activos de Repsol en el país terminó rápidamente. El ímpetu de un buen grupo funcionarios públicos para hacer que Petroperú retome aventuras del siglo pasado -ministros y congresistas, principalmente- se encontró con una oposición de parte de los empresarios que no solo fue firme sino que además estuvo correctamente argumentada. La Confiep asumió la responsabilidad de representante del sector privado con una actitud seria y dialogante, cualidades que contribuyeron a darle altura al debate.Es lógico que un tema tan delicado no haya quedado zanjado del todo luego que la petrolera estatal comunicase que no participaría en la operación -ni sola ni con socios privados-. En el gobierno todavía hay quienes se asumen "perdedores", pese a que el asunto no era una confrontación entre rivales, y algunos en el empresariado no le perdonan al presidente Ollanta Humala que les haya criticado por imponer sus intereses por sobre los del país, o cuestionamientos por el estilo.De nuevo, es destacable que el presidente de la Confiep, Alfonso García Miró, haya descartado toda actitud triunfalista y optado más bien por comunicar la intención de sus representados por limar asperezas y reforzar los canales de coordinación con el gobierno. Pasada la crisis, había que poner paños fríos y al parecer, el encono está perdiendo intensidad gracias en parte a los problemas diplomáticos que el gobierno ha tenido que afrontar con Ecuador y Venezuela, que han acaparado la atención de todos.Un país como el nuestro, al que le ha costado tanto conseguir un crecimiento sostenido de su economía y que tiene un camino todavía muy largo para alcanzar el desarrollo económico, social y cultural, no puede tener a su gobierno y sus empresarios como antagonistas.La agenda del sector público es tan amplia y tiene tantos temas pendientes, que resulta desacertado intentar suplir esa obligación con experimentos que antes ya causaron distorsiones y desequilibrios. Es por ello que la inversión social solo podrá convertirse en productiva si apunta a resolver la situación de la población menos favorecida y mejorar sus condiciones para acceder al mercado.

  • [Gestión,Pág. 20]
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