¿La posible compra de los activos de Repsol por Petroperú se convertirá en el parteaguas ideológico del gobierno de Ollanta Humala? ¿Se cayó la careta de la Hoja de Ruta y volvemos a la Gran Transformación? ¿El "Compromiso por la Democracia y contra la Dictadura", del que Toledo y Vargas Llosa fueron garantes, es mero papel mojado en tinta? Estas y otras preguntas han rondado los corrillos políticos y empresariales esta semana; pero para gente más pragmática, como el expresidente de Petroperú Jaysuño Abramovich, sería mejor seguir el consejo que el célebre informante Deep Throat les diera a los periodistas Woodward y Bernstein cuando investigaban el caso Watergate: "follow the money" (sigan el dinero).Correo: ¿Por qué cree usted que el Estado peruano está interesado en la compra de la refinería La Pampilla y los grifos de Repsol? Jaysuño Abramovich: Las cosas ocurren en el Perú como en otros países por razones de intereses sectoriales. Acuérdese de la guerra de Irak. ¿Quién se encarga de la reconstrucción? Contratistas americanos, entre ellos (y sin licitación de por medio) Halliburton, la empresa donde Dick Cheney (el vicepresidente de George Bush) fue delegado consejero. ¿Y quién pagó la factura? ¡Todos! La crisis financiera del 2008 contiene en parte esa factura. Los negocios mueven la economía y no al revés. Ni usted ni yo podemos cambiar esa realidad pero sí podemos denunciarla. Lo que está pasando es que personas, que han coadyuvado a que quienes hoy gobiernan estén allí, están justificando "técnicamente" que el Estado adquiera activos a un precio muchísimo más alto que el que realmente tienen a nivel mundial.C: ¿Cómo puede estar seguro de ello?JA: Porque la refinación es uno de los peores negocios que existen hoy en el mundo. Tanto así que las refinerías de PDVSA (la petrolera venezolana) están en Estados Unidos. Encima, La Pampilla requiere cerca de $900 millones para desulfurizar los combustibles que hoy produce. Por qué el Estado Peruano tiene que rescatar a los españoles.(Edición domingo).