El tedioso silencio que, durante dos largos años, guardó el Gobierno japonés sobre la viabilidad o no del pedido de extradición planteado ante ese país por el Estado peruano contra Alberto Fujimori se rompió ayer. El gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, a través de una carta remitida a un medio de comunicación nipón, salió en defensa del prófugo ex mandatario y precisó que su gobierno había rechazado el pedido de repatriación por la supuesta falta de pruebas en los expedientes judiciales en contra de Fujimori. En el documento, Ishihara dice que "creo que todos los cargos y acusaciones son completamente infundados (.). El Gobierno japonés rechazó cada uno de los reclamos (de la extradición) porque no estaban basados en razones apropiadas y porque (Fujimori) es considerado ciudadano japonés".