ESTE SECRETO QUE TIENES CONMIGO
17 de abril de 2013

El fin de semana una ola cargada de todo tipo de rumores corrió por Lima. Humala estaba reunido en secreto con treinta congresistas en un hotel de Cieneguilla. Dos días después se supo que el evento era una actividad de capacitación y coordinación política del partido nacionalista.El secretismo que acompaña a esta gestión distorsiona las cosas. Por un lado el gobierno, en pleno, desprecia lo público y confunde lo privado con lo secreto, y peor, lo secreto con lo clandestino. Por el otro, el partido nacionalista cree que las actividades y los desplazamientos del Presidente no siempre deben ser de dominio público; que el Presidente se puede sustraer horas o días de la vida política del país.La tradición democrática impone que cuando se trata de la vida oficial la transparencia y la información son fundamentales. En todo país democrático la administración pública es transparente y el público está informado.El presidente solicita al Congreso permiso para salir del país, y el Congreso le otorga permiso por días determinados. Hay países en los que se llega al extremo de convocar al vicepresidente para que asuma temporalmente, mientras el Presidente se somete a una operación y permanece bajo los efectos de la anestesia: Eso también está en el espíritu de nuestra Constitución: Tiene que haber alguien al mando, y la sociedad tiene que saber dónde está el que comanda.Los gobiernos autoritarios y peor aún, las dictaduras en todas partes, se mueven en el secretismo; y los mandatarios en la clandestinidad.El sonsonete de "Acá mando yo, no tengo que trabajar en equipo, no tengo que informar a nadie. Mis planes sobre cómo y adonde llevo al país, solo yo los decido" ha acompañado a cuanto dictador y autoritario ha gobernado nuestro país y América Latina. Velasco Alvarado convertía en secreto militar cualquier decisión, ley o reforma que tramaba. Fujimori, bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo y los problemas de seguridad, ocultaba por donde se movía. Nadie sabe donde vive Fidel Castro.Frente a esos gobiernos, la prensa se torna especulativa, anda detrás de los gestos, de los signos, de los símbolos que puedan darle indicios. Y si exagera no tiene la culpa: bajo la concepción autoritaria y militarista del mando, un gobernante puede cometer cualquier arbitrariedad.El secretismo absoluto se está contagiando al Ministerio de Defensa; ahora se pretende comprar bajo el rubro de secreto militar, las letrinas, los ranchos y los uniformes del Ejército.Y el Presidente cree que puede reservarse la confirmación o no de la candidatura de su esposa. Cree que puede guardarle el secreto mientras ella utiliza los recursos del Estado para impulsar su imagen.Aquí hay una distorsión que el Presidente Humala debe ajustar. No en vano lo primero que se le vino a la mente cuando le preguntaron sobre su esposa candidata, fue la imagen de Maxwell Smart, temible operario del recontra espionaje, agente número 86 y usuario penitente del cono del silencio, manifestó la periodista Cecilia Valenzuela.

  • [El Comercio,Pág. A 6]
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