El Estado ha focalizado sus esfuerzos en sacar adelante un gasoducto que brinde redundancia al gasoducto existente y lleve gas natural al sur del Perú. Este proyecto tendría un costo cercano a los US$ 3,000 millones e implicaría la construcción de un ducto paralelo al ducto de Camisea más un nuevo ducto en el sur del Perú.Aunque este proyecto resulta bastante interesante, es también importante considerar más alternativas para hacer sostenible nuestro acceso a este recurso en el largo plazo. Estas alternativas estarían relacionadas con la posibilidad de interconectarse con países con mayores reservas como Bolivia y la posibilidad de importar gas natural.El motivo de este artículo es discutir brevemente esta última alternativa y explicar por qué debería considerarse como una opción en el mediano plazo.El mercado de gas natural a nivel mundial está cambiando. La reciente explotación del shale gas en Estados Unidos ha modificado la dinámica del mercado abaratando precios. Si a este cambio en el mercado mundial le sumamos lo difícil que es hacer un proyecto de infraestructura en el Perú (por los conflictos sociales y los procesos administrativos) y lo costoso que es hacer una obra que cruce tres regiones naturales, es posible que importar gas natural sea una opción tan viable como transportar gas desde la selva. Esto no implica que debamos dejar de explotar nuestros recursos, sino que deberíamos aprovechar y diversificar nuestras fuentes de abastecimiento. La principal crítica a importar gas es el argumento de "cómo vamos a importar gas si estamos exportando gas". Sin embargo, es importante mencionar que no seríamos el primer país que exporte e importe simultáneamente gas natural. Países como Holanda, Estados Unidos y Canadá tienen esta estructura de comercio, justamente porque importar gas puede ser más económico que transportar gas. Además, importar gas ayuda a diversificar las fuentes de producción y regular precios en el mercado interno.¿Cuánto cuesta una planta regasificadora? De acuerdo a la experiencia reciente en Chile, una planta puede costar entre US$ 550 millones y US$ 1,000 millones para una capacidad entre 200 MMPCD y 350 MMPCD de gas natural (un tercio y un medio del ducto actual de Camisea). Este recurso sería suficiente para generar entre 1,200 MW y 2,000 MW adicionales de potencia (entre 16% y 33% de la oferta existente), en el norte o sur del Perú. Los principales atractivos de esta propuesta serían su mayor facilidad de implementación, su menor costo de inversión y la posibilidad de tener acceso a una nueva fuente de recurso. Lo negativo sería el mayor costo variable del gas (típica comparación entre un proyecto con inversión baja, pero costo operativo alto, y un proyecto con inversión alta, pero costo operativo bajo). No obstante, el costo variable de importar gas natural y generar energía eléctrica seguiría siendo menor al costo de racionamiento de energía.En conclusión, es importante pensar en más alternativas para abastecernos de gas natural si tenemos el objetivo de seguir aprovechando este recurso en el largo plazo, afirma José Deustua, economista, asociado de Economía Aplicada - Apoyo Consultoría.