Hizo mal el JNE en impedir que Patricia Juárez, vocera de Solidaridad Nacional y la única representante del Sí que se presentó al debate, pudiese defender los argumentos de su postura en todos los bloques del mismo. Es cierto que el compromiso firmado entre las partes decía que iban a ser otras personas las que iban a defender la posición del Sí en tres de los seis bloques, pero también lo es que esta precisión era adjetiva. ¿O es que acaso los representantes del No no hubieran aceptado ir al debate si es que desde el comienzo sus contrapartes hubieran designado a la señora Juárez para representarlos en todos los temas? Hasta donde nosotros entendemos, de lo que se trataba era que la ciudadanía pudiese escuchar los argumentos de los promotores de cada una de las posiciones, expuestos por boca de alguien autorizado para representarlas. Y la señora Juárez contaba con esta autorización.En otras palabras, la opción del JNE de otorgar este peso a un formalismo para cuyo incumplimiento hubiese bastado una multa tuvo como gran perdedora a la ciudadanía, que solo pudo escuchar las propuestas del No durante un tercio del debate. Por lo mismo, tampoco quedaron bien los representantes del No al objetar la participación de la señora Juárez en todos los bloques, pese a saber que entonces hablarían ellos solos en varios de ellos. Se supone que ellos también estaban interesados en que el electorado escuchara los argumentos del Sí, no solo porque son demócratas y quieren un voto informado, sino también porque están convencidos de que el Sí no tiene buenos argumentos. ¿No les hubiera convenido más entonces que la señora Juárez mostrase en directo la falta de razones de su posición? El Comercio ha editorializado varias veces su posición sobre este proceso de revocación. Por ello lamentamos doblemente lo sucedido el domingo. Quien tiene argumentos no debería necesitar que no se oigan los de su contraparte para convencer.