NO A LA INTERPELACIÓN MANIPULADA
4 de noviembre de 2004

Si el objetivo es esclarecer los preocupantes hechos de violencia sucedidos últimamente en el país y tomar medidas preventivas y correctivas, hay que actuar con cordura e imparcialidad, sin apelar a recursos extremos.Bajo tal premisa, si de un lado es ingenuo adoptar la política del avestruz y pretender que todo está bajo control, del otro lado tampoco es aceptable que se pretenda manipular la delicada situación interna con fines partidarios o politiqueros.Este último parece ser el caso de la bancada aprista, que insiste tercamente en interpelar al jefe del Gabinete, Carlos Ferrero, y al ministro de Transportes, José Ortiz, bajo el argumento de que el país vive una situación de anarquía. tampoco es para tanto.Por supuesto que hay muchos hechos que deben ser aclarados, como el vandalismo en Juliaca, el linchamiento en Azángaro y la toma de una central hidroeléctrica, entre otros. Pero si bien ponen en entredicho la capacidad del Estado como tal para afirmar su presencia e imponer el principio de autoridad, indudablemente se trata de hechos aislados en el tiempo y en su ubicación. No se tipifica, pues, una situación de anarquía.Sin embargo, si por cada suceso de estos se va a interpelar al primer ministro, solo se ahondaría aun más la inestabilidad política y social. En cualquier caso, hubiera sido preferible que el propio doctor Ferrero tomara la iniciativa y diese un paso adelante para acudir al Congreso e informar al país sobre lo que está pasando, como tardíamente ha ofrecido hacer. Dentro de ello, un aspecto ineludible es la actuación negligente o corrupta de algunas autoridades del Poder Judicial, que acogen acciones de amparo totalmente absurdas e inconsistentes.En tanto, hay que saludar la decisión de algunas bancadas, como la de Unidad Nacional, que han rechazado de antemano la posibilidad de una moción interpelatoria manipulada e invocar al Congreso como tal que asuma su responsabilidad de sumar -y no de restar- dejando de lado intereses subalternos. Solo así recuperará legitimidad y credibilidad y podrá contribuir a la estabilidad y el desarrollo nacional.