"No ha habido ningún colapso. Es un puente de cuarenta años. Los limeños tenemos la mala costumbre de usar el río como botadero" dijo Susana Villarán cuando se enteró que el puente de la Av. Universitaria se estaba hundiendo por falta de mantenimiento; y porque a pesar de que la Municipalidad de San Martín de Porres le había informado, en el 2011, del riesgo, ella no mandó limpiar el cauce del río para que el agua corra sin socavar los cimientos. Ayer EMAPE admitió el colapso del puente y anunció que en 15 días, con la ayuda del ministerio de Transportes, se construirá un puente de metal que solucionará el problema. Pero la verdad es que el problema sólo se agudizará porque un puente Bailey, o de metal, no soporta tráfico pesado, tráfico industrial, el tráfico de la Av. Universitaria, el de la Lima Norte que es un gran taller que la alcaldesa ni ve ni comprende.Por La Universitaria transitan, mayoritariamente, camionetas y pequeños camiones que llevan productos sin terminar de un taller a otro. En una pequeña industria de Los Olivos se hace la parte de un producto que se acaba en un taller de Villa el Salvador y que inmediatamente se vende en Miraflores, Magdalena, o en otro distrito. Increíblemente, la alcaldesa de Lima no entiende este proceso, no digiere la idea de que hace ya varios años, su ciudad, es una factoría enorme, y que sus vías no solo transportan pasajeros, sino que hacen las veces de una gran faja transportadora que mueve los productos de más del 90% de las pequeñas y medianas empresas del país.Una administración que descuida el mantenimiento de esas vías, de esa faja transportadora, ve a Lima desarticulada, en distritos aislados; no piensa en las horas hombre, en el tiempo para la producción que marca la pauta de sus habitantes. Mi impresión es que Villarán no conoce o no aprecia la historia de la Av. Universitaria, lo que provocó su ampliación, cómo a través de ella se descubrió el gran mercado de Lima Norte, cuya primera expresión fue el "boom" del Centro comercial San Miguel. Me temo que no entiende cómo ese comercio puso en contacto a los productores del norte de Lima, con los consumidores de los mercados de los distritos de la Costa Verde. Y cómo La Universitaria y su prolongación hacia la Costa Verde, ha puesto en contacto a los pequeños talleres de Lima Norte con los de Lima Sur, y a éstos con los mercados, de todos los tamaños, de los otros distritos menos populares. Quienes defienden a Villarán sostienen que le preocupa el transporte urbano, pero qué puede hacer para reformarlo si ella misma desprecia el mantenimiento de los puentes, las pistas, las vías por la que ese transporte debe transcurrir y llevar a trabajar, a comprar o a vender a las casas-talleres donde se produce cada día.Villarán ve a Lima en su memoria, en el pasado, en una foto de los años sesenta; no entiende que ahora las señoras de los distritos emergentes ya no trabajan necesariamente lavando en las casas de los distritos tradicionales, que ahora ellas producen, junto a sus esposos y a sus hijos, en sus salas y sus comedores. Que son las esposas y las madres de los emergentes responsables del consumo interno que nos permite sobrellevar la crisis mundial, afirma la periodista Cecilia Valenzuela.