SOBRECARGA. El Perú necesita un Estado que asegure a sus ciudadanos que protege su integridad y que trabaja en la prevención de delitos, no solo en la captura de los delincuentes luego de cometidos los atracos y homicidios. Desviar la atención en otras actividades que el sector privado podría desempeñar con mayor eficiencia equivale a sobrecargar el rol del Estado. Sucede en el caso de las empresas que no fueron incluidas en el proceso de privatización, como Sedapal, o de las que solo se vendieron algunos activos, como Petroperú, Enapu o Electroperú.El año pasado, las principales empresas estatales generaron utilidades, lo cual pondría en duda el principal argumento en contra de este esquema: que generan pérdidas y no son manejadas profesionalmente. Pero también se observó que esas organizaciones no incrementaron sus inversiones, como fue el caso de Sedapal, que no ejecutó el 100% de su presupuesto, pese a las apremiantes necesidades de ampliar y mejorar la red de agua y desagüe, como lo advertimos ayer en esta columna.¿De qué le sirve al Estado tener empresas rentables si estas no cumplen la función para la cual existen? El problema se profundiza cuando se piensa que también pueden participar en el mercado, lo que se aprecia, por ejemplo, en el proyecto de gasoducto del sur, en el que participarían Petroperú y Electroperú, en la decisión de otorgar a Sedapal la total responsabilidad de provisionar de agua a Lima, en la resistencia por mantener viva a Enapu o en la intervención de Petroperú en la modernización de la refinería de Talara. Mantener una presencia fuerte del Estado en la economía es un error que los peruanos ya hemos pagado. Es por ello que la mayoría (78%) considera que el crecimiento económico es resultado del esfuerzo propio y solo el 8% lo atribuye a la acción del Gobierno -según una reciente encuesta de Datum-. Además, el 52% de los clientes del Servicio de Asesoría Empresarial (SAE) de Apoyo Consultoría opina que el Estado hace muy poco para fomentar la inversión privada.Una empresa estatal no es la solución para "mejorar" un sector ni para impulsar la competencia -como se pretende hacer con la compra de grifos de Repsol-, pues para eso existen las instituciones reguladoras como Indecopi.