EL REY DE LOS BANCOS
25 de febrero de 2013

La semana pasada informamos que el Banco de la Nación (BN) resultó la entidad más rentable del país en el 2012. Durante dicho año, las utilidades netas del BN ascendieron a S/.669 millones, superiores en 37% a las del año anterior; esto le ha permitido registrar un retorno sobre su patrimonio de 35,6%, porcentaje que es mayor al de los 16 bancos privados que operan en el ámbito nacional. Enhorabuena que al BN le vaya bien, pero hay que resaltar un detalle: esos resultados comparativos son producto, en parte, de una serie de privilegios que el Estado le concede y de los que no goza el resto de la banca. Por ejemplo, por ley, esta institución maneja la tesorería del Estado, centraliza la totalidad de los fondos que recaudan las administraciones tributarias y sus ventanillas son los lugares donde todos los ciudadanos tenemos que acercarnos a pagar las tasas que se nos cobran por trámites estatales. En pocas palabras, la ley ha reservado un enorme mercado cautivo a este banco.Esto no solo debería servirnos para entender que la eficiencia del BN no es como se la pinta (pues qué sencillo es ser exitoso cuando tienes clientes forzosos y cuando el Estado te protege de la competencia). Además, tendría que llevarnos a discutir si acaso no sería mejor que varios de los servicios del BN fueran prestados por una multiplicidad de competidores para beneficio de los ciudadanos. Por ejemplo, ¿no sería positivo que pudiéramos pagar las tasas de los trámites en cualquier banco? ¿Por qué obligarnos a tratar con un monopolio?La idea de que exista una entidad estatal que preste servicios bancarios se justifica solo en que existen lugares recónditos del país donde la banca privada no llega. Donde exista competencia, el Estado debería retirar al BN. Después de todo, eso es lo que ordena la Constitución; no estaría mal que el gobierno la cumpla.