Hace unos días, el directorio del Banco Central de Reserva (BCR) aprobó elevar de 32% a 34% el límite de inversión en el exterior de las administradoras de fondos de pensiones (AFP), con la finalidad de reducir la cantidad de dólares en el mercado local y, así, amortiguar la caída del tipo de cambio. En efecto -según el ente emisor-, el alza de dos puntos porcentuales permitiría redirigir unos US$750 millones de los fondos previsionales a plazas internacionales.El límite establecido por el BCR de cuánto pueden invertir en el extranjero las AFP debió elevarse no unos tímidos dos puntos porcentuales, sino hasta el máximo legal permitido de 50% o, mejor aun, eliminarse. La razón la hemos dicho varias veces: la finalidad de las AFP es asegurar la mejor pensión posible a sus aportantes y para ello es necesario que puedan diversificar sus inversiones fuera del Perú. Obligándolas a poner la mayor parte de sus huevos en la canasta de nuestro país solo se expone a mayor riesgo a sus afiliados.Lamentablemente, dicho límite no ha venido siendo movido buscando garantizar la mayor rentabilidad posible para los aportantes de las AFP sino por razones como, por ejemplo, fomentar las inversiones en el mercado de valores peruano o manejar el tipo de cambio. Por eso, como en este caso, siempre que el BCR ha elevado el mencionado límite ha resultado ser uno de esos casos curiosos donde alguien realiza una buena acción por las razones incorrectas. Con el fondo de pensiones de todos los aportantes debería suceder lo mismo que con su casa, su auto, su cuenta bancaria o cualquier otra propiedad que es fruto de su propio esfuerzo: no debería obligarse a que sea usado en algo que no beneficie a su dueño. Los fondos son de quienes aportan, no del BCR.